Por Redacción Riojalandia
Mientras el gobierno provincial continúa pregonando un discurso de inclusión, justicia social y “presencia del Estado en todo el territorio”, la realidad en el interior riojano desnuda el verdadero rostro del quintelismo: niños que deben dormir en el piso de una escuela rural porque el Estado les niega el transporte escolar.
El caso ocurrió en la Escuela N° 150 de Bajo Hondo, en el departamento San Martín, donde un grupo de estudiantes enfrenta condiciones inhumanas para poder asistir a clases. Sin respuesta oficial ni soluciones concretas, los padres denuncian que la única alternativa para que sus hijos estudien es quedarse a dormir en el establecimiento, sin camas ni condiciones mínimas de dignidad.
“Nuestros hijos no tienen cómo volver a casa”
Gisell, madre de uno de los alumnos, relató la situación con angustia:
“Presentamos una nota al intendente Uriel Vargas y también al diputado Claudio Abraham. Pedimos transporte exclusivo para los chicos de la escuela, pero hasta ahora nadie respondió. Quisieron compartirlo con otra escuela, pero los horarios no coinciden. Nuestros hijos terminarían esperando horas para entrar o salir.”
La propuesta del gobierno local fue compartir el transporte con la Escuela de Cuatro Esquinas, ubicada a varios kilómetros, lo que implica largas demoras, viajes innecesarios y exposición a condiciones climáticas extremas. Ante la falta de opciones, los chicos se ven obligados a permanecer en la escuela durante la semana… durmiendo en el suelo.
Un modelo agotado que no cuida a nadie
La denuncia pone en evidencia la hipocresía del relato quintelista que asegura estar del lado de “los más vulnerables”. Mientras se repiten actos, anuncios y spots sobre una Rioja “presente e inclusiva”, en las zonas rurales el abandono es absoluto. El transporte escolar no es un lujo, es un derecho. Y negarlo, como lo está haciendo el municipio de San Martín con la complicidad del gobierno provincial, es condenar a decenas de niños a vivir una escolaridad indigna.
El relato del cuidado, derrumbado por la realidad
En lugar de gestionar soluciones, las autoridades eligen el silencio y la desidia. El intendente Vargas no contesta. El diputado Abraham promete recibir, pero no gestiona. Y mientras tanto, los chicos duermen en el suelo, como si la educación rural fuera una carga y no una prioridad.
El caso de Bajo Hondo no es una excepción, es parte de una estructura provincial que funciona para la propaganda, no para el pueblo. El modelo de asistencia y “protección del interior” que pregona el quintelismo se cae a pedazos frente a situaciones como esta, donde ni lo más básico —el traslado de un niño a su escuela— está garantizado.
Desde Riojalandia insistimos: es hora de que la política provincial deje de mirarse el ombligo y empiece a responder por lo urgente. ¿Cómo puede hablar el gobierno de derechos, inclusión y federalismo si ni siquiera garantiza un transporte escolar para una comunidad que lo necesita desesperadamente?
Bajo Hondo hoy es símbolo del abandono. Y sus niños, rehenes de un sistema que ya no cuida, ni protege, ni responde.