En medio de un país donde llenar el carrito se volvió casi un lujo, La Rioja logró algo poco común: mantener a raya los precios. Según un informe de la consultora Analytica, la provincia registró en septiembre uno de los aumentos más bajos de la canasta básica de todo el país —apenas un 1,2%, un alivio que se siente en cada ticket de supermercado.
Mientras en otras regiones los precios se dispararon sin freno —con Río Negro y Neuquén liderando las subas mensuales con +3,30% y +2,96%, respectivamente—, en tierras riojanas el incremento fue casi simbólico.
El estudio muestra que el alza nominal fue de solo $2.336 respecto a agosto, muy por debajo de los $27.602 que se registraron en Neuquén o los $25.732 en San Luis. En resumen: mientras en otras provincias el changuito parece una montaña rusa, en La Rioja el paseo sigue tranquilo.
Analytica también advirtió que, aunque la inflación nacional se desacelera, las diferencias de precios entre regiones siguen marcando el pulso de los bolsillos argentinos. La Patagonia continúa siendo la zona más cara —con canastas que ya superan los $800.000 en Santa Cruz—, mientras que el norte del país, encabezado por La Rioja, Salta y Tucumán, muestra una mayor estabilidad.
En un contexto económico que no da tregua, esta leve calma riojana se siente como un respiro.
Porque cuando el país entero se queja de los precios, La Rioja demuestra que también se puede vivir con un changuito más liviano.