La Rioja volvió a aparecer en los titulares nacionales, pero no por progreso, obra pública o generación de empleo.
Aparece como lo que es hoy: la ÚNICA PROVINCIA DEL PAÍS EN DEFAULT.
Sí, mientras el resto del país, logra cumplir con sus obligaciones, el gobierno quintelista decidió dejar de pagar sus deudas internacionales desde febrero de 2024, y esta semana confirmó que tampoco abonará el nuevo vencimiento del llamado “Bono Verde”, emitido en 2017 por USD 318,4 millones para financiar el Parque Eólico Arauco.
El discurso oficial: » MILEI NO NOS MANDA LA PLATA»
La realidad: hubo plata y la usaron para otra cosa
El gobernador Ricardo Quintela culpa al ajuste nacional, a Milei, al FMI, al clima, al horóscopo… a cualquiera.
Pero hay un dato que derrumba el relato oficial:
En 2023, la provincia vendió parte del Parque Eólico Arauco a Pampa Energía por USD 171 millones.
Ese dinero pudo haberse usado para cancelar gran parte de la deuda.
Pero no. Se esfumó. Desapareció entre gastos políticos, estructura estatal y campaña permanente.
Mientras tanto, los bonistas extranjeros hicieron lo que haría cualquier acreedor: demandaron a la provincia en Nueva York.
Resultado: La Rioja fue condenada a pagar casi USD 40 millones adicionales por daños y perjuicios.
Una provincia en retroceso mientras el gobierno festeja inauguraciones de cartón
El colmo de la indignación ciudadana no es solo el default económico.
Es el DEAFAULT MORAL.
Porque mientras la provincia se hunde sola, el gobierno se dedica a:
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Inaugurar plazas con luces LED como si fueran megaobras,
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Pagar influencers y medios amigos para maquillar la crisis,
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Viajar a Buenos Aires a dar discursos “federales”,
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Y llorar ante Nación mientras se multiplican los nombramientos en planta política y contrataciones express para punteros.
La Rioja NO ES UNA PROVINCIA POBRE, es una provincia MAL ADMINISTRADA.
No es falta de recursos. Es FALTA DE HONESTIDAD y prioridades.
El quintelismo transformó una deuda pública en una vergüenza internacional, y ahora pretende que la culpa es ajena.
Pero los riojanos ya no compran más el relato.
No hay excusa que tape una verdad contundente:
Cuando una provincia queda sola en default, no es el país el que la abandonó.
Es su GOBERNADOR el que la arrastró.
